AMARA, LENGUAJE DE ANCESTRALIDAD, RECONCILIACIÓN Y PAZ.
CUENTO.
AMARA, LENGUAJE DE ANCESTRALIDAD, RECONCILIACIÓN Y PAZ.
AUTOR: SOFIA PADILLA MACEA
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Un cuaderno lleno de palabras sin sentido, así se sentía Amara Paz, una pequeña niña del cabildo indígena (CAIVAR) del Alto Sinú, que a pocos días de iniciar el año escolar, ya había recorrido dos instituciones en compañía de su abuela materna, a espera de un cupo para estudiar. A unos 5 kilómetros de distancia, entre trochas y mucho polvo, los pasos firmes de Amara y su abuela, encuentran una nueva oportunidad en la Institución educativa San José de Palmira, ubicada en el municipio de Pueblo Nuevo- Córdoba, motivada por sus abuelos, para no seguir los pasos de su madre, que hoy ruega por unas monedas en el parque Central Simón Bolívar para comer y algo más... — "¡Ánimo!", se decía, en medio de los compañeros: — "soy Tota, soy cacica"; y lo repetía una y otra vez, mientras veía en aquel enorme salón de paredes húmedas y desgastadas, como el sol y el calor se unían en una batalla épica contra con un pequeño abanico, que a duras penas lograba mantenerse en pie y cumplir a cabalidad con la ley de la Gravitación Universal de Newton. Por un instante logró callar las voces externas que a diario iban y venían en su mente, a la espera de ser liberadas o, por lo menos, que no pesen tanto como el dolor intenso en sus pies, al acompañar a su madre en las largas caminatas sin rumbo fijo. Respiró profundo, y a paso lento se dirigió hacia su maestro. Fue allí cuando todos percibieron un marco de tristeza en su mirada, que encerraba dos pares fulgurantes y coloridos soles que pedían grito ser escuchados. — ¡Ewcha!-, algo temerosa, vuelve a hablar. —¡Hola!, y con su última expresión se rompe el silencio entre compañeros de aula. Toda ella, es el reflejo de Colombia, la paz y resiliencia, dice su maestro, que conoce su historia, mientras la observa fijamente, intentando descifrar los jeroglíficos que enmarcan toda su cultura y ancestralidad en una sola expresión. Ahora que todos se conocen, es momento de evaluar (sostiene el maestro), saquen una hoja y redacten un cuento. Tema libre, recuerden que es para el CONCURSO NACIONAL DE CUENTO (sostuvo el maestro, orgulloso porque en sexto todos deben saber leer y escribir). —Profe, ¡no sé escribir!, afirmó Amara. La frase estremece al maestro y en el grupo los murmullos van y vienen sin medir palabras, mientras ella, desde su inocencia, intenta entender cada expresión de burla lanzada por sus compañeros y el reproche del maestro. No obstante, el maestro reflexiona ante los gestos que no hacen justicia a la historia de la pequeña y le cuesta entender por qué una parte de sus compañeros ríen a carcajadas. Las horas vuelan y ella entre renglones ve cómo agoniza sus intentos de respuestas a la narrativa de un cuento inédito que jamás pudo escribir, cuando su vida en sí es la historia más fascinante de resiliencia, paz y ancestralidad que ha leído. El tiempo vuela y se hace presente en el continuo timbre para salir al descanso, se ve como los compañeros a brincos, no escatiman en correr hacia la tienda, mientras, en silencio, reflexiona si fue buena idea ingresar al colegio o seguir los pasos de su mamá.
SEMILLERO DE PAZ EN PUEBLO NUEVO
Artículo
SEMILLERO DE PAZ EN PUEBLO NUEVO.
AUTOR: ANA MARIA PACHECO MARTINEZ.
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Con la llegada de marzo y el canto de la chicharra anunciando las vísperas de semana santa, las calles polvorientas, sin casi vegetación, se tiñen de amarillo, olvidando los recuerdos de un pasado sometido por la violencia y la injusticia social. Esa misma calle que colinda con mi escuela – SAN JOSE DE PALMIRA- en la zona veredal del municipio de Pueblo Nuevo- Córdoba, me llevan a reflexionar sobre la importancia de crear conciencia en torno al cuidado del medio ambiente. Desde niña, mis padres me enseñaron el valor de producir y cuidar la tierra, con ella se sana, se crean espacios que mejoran la convivencia, se revive la cultura, la economía y sobre todo se trazan caminos de esperanza y paz-, "en el campo está el futuro de todos", decía mi abuelo, mientras ponía a secar una semillas de maíz esperando el tiempo de cosecha, quizás para entretener la mente, para olvidar los constantes acosos de aquellos que sin nombre y a las sombras fomentaban en el pueblo el caos y la violencia. El tiempo vuela y cada día que pasa, nos sumergimos en la misma rutina caótica, solo existimos para nosotros, para lo que nos genere dinero acosta de nuestro propio bienestar, a pesar de estar en el campo ya no se ven las golondrinas, se mudaron a la ciudad, como algunos de mis vecinos, huyendo de la contaminación, la violencia y los estragos del mal uso del suelo. La compañía que llegó a cambiar la zona, hablando de prosperidad y bienestar para la comunidad, se olvida que la tierra sufre con cada intento de sacar el gas natural , No estamos solos, la tierra habla, se expresa con cada temblor, con cada árbol talado en nombre del progreso y aun así estamos ciegos ante todo el daño que generamos por omisión. Existe un problema de violencia hacia el medio ambiente que no podemos ocular, y aun que el deseo de ir a la vanguardia sobre pese ante la eminente verdad del daño colateral en el que estamos sumergidos. Aun recuerdo esa expresión de mi abuelo "en el campo está el futuro de todos" , afirmación que lleva a la reflexión de hablar sobre "Semillero de paz", que es la unión de nuestros niños y jóvenes convencidos del valor , respeto y amor por el cuidado del medio ambiente en la construcción de una sana paz, con él se permite, reconocer la importancia de la siembra, el cuidado continuo de la tierra y como a partir de ella; podemos hacer las paces en un mundo violento, donde lo que vale al final del día es el y como con él se puede comprar hasta vida.
CUENTO LA NIÑA VALIENTE.
AUTOR: SHARAY BERROCAL CUELLO
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Laura era una pequeña niña que vivía en un pueblo muy lejano, rodeada de muchos animales en el campo. allí vivía con su familia, eran muy felices hasta que un grupo de personas se adueñaron del campo, acabaron con los arboles y crearon muchas fabricas que contaminaron el medio ambiente. Laura, preocupada invito a sus compañeros a luchar, salieron por las calles del bosque pidiendo a los dueños de las empresas empezar a pensar en el campo, las plantas y los animales. Los dueños de las empresa, comenzaron a reflexionar, decidieron parar la fabrica, logrado un triunfo para Laura.

CUENTO
A GRITO DE PAZ
AUTOR: EVELYN CHICA HOYOS
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Era una noche húmeda y algo calurosa como todas las noches aquí en mi comunidad en un caserío cerca al Varal, el fogaje que se desprendía de la calle, se disipaba entre el aire y el polvo, mientras un pequeño abanico, intentaba batallar con los mosquitos y el inmenso calor que hacía por las madrugadas. Como todo pueblo pequeño, siempre se vive al extremo del silencio o los rumores que no paran. Las voces de las comadronas, e incluso de miembros del resguardo indígena CAIVA(Cabildo Indígena del Varal), con mucha cautela y algo de temor, anunciaban por las calles que algo iba a pasar. El pueblo seguía en silencio, mientras por las calles empedradas un grupo de hombres armados, recorrían cada rincón de la comunidad buscando a una señora llamada Esperanza. A las afueras de mi humilde casa, un enorme estallido me estremeció, mi cuerpo temblaba, mi mente se bloqueó, tenía miedo y no era un miedo común como al que le tengo a la Lechuza (Decía mi abuelo que ellas eran brujas convertidas en animales), ni mucho menos el sonido del viento abrazando los palos de mango en el patio de la casa, más bien el estruendoso sonido algo agudo, llego de la mano con un inmenso dolor. Recordé que esperanza era el nombre de mi abuela, y con mucho miedo vi como mi perra criollita, se aferraba a mi brazo, bañada entre su propia humanidad. Todos en la casa se miraban, mientras mi abuela intentaba sobrellevar el dolor, me abrazó fuertemente a su pecho e intentando calmar mi angustia, comenzó a narrarme la historia de del viejo armario, mientras en sus ojos veía acercarse cada vez más a la muerte. Pasaron un par de minutos, seguí viendo fijo el armario en la sala, el aire se hizo espeso. Por un instante sentí un fuerte dolor en mi pecho, mientras trataba de imaginar cómo sería nuestra vida si se lograra por fin la paz. Al llegar la mañana, escuché lo lejos la entrecortada voz de mi abuela suplicando para que no cerrara los ojos, fue cuestión de segundos y la puerta del armario se abrió, ya no sentía dolor ni miedo; ahora a mis ojos se asomaba un enorme puente tejido con la luz del arcoíris que unía las voces de todos los colombianos. Entendí entonces lo que es la paz; lamentablemente mi voz se enmudeció en medio de aquella ráfaga de fuego.
Minicuento.
LA VOZ DEL SILENCIO.
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Allí estaba ella, con temor a media noche de abrir la puerta del closet y descubrir la voz que de él provenía, las manos le sudaban y pidiendo fuerza a su voluntad con un desafiante movimiento, tomó la manija de la puerta para descubrir a propio cuerpo amordazado, agonizando y con sus últimas fuerzas pidió a gritos libertad a Dios, mientras a cientos de kilómetros, sus padres no pierden la esperanza de verla entrar por la puerta, darle un abrazo y volver a creer en la paz de Colombia.

CUENTO
EL PEZ DORADO Y LA RANA VERDE.
AUTOR: JUAN JOSE HURTADO SALGADO
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
En un lago tranquilo, un pez dorado y una rana verde vivían en completa pelea constante, a cada rato discutían porque no tenían nada en común. No se gustaban, el lago y los demás habitantes no tenían paz. Un día se formó una gran tormenta en la zona, tanto fue el temor que para ayudarse a sentir mejor, comenzaron a hablar y a compartir historias, descubrieron que, a pesar de ser diferentes; tenían más cosas en común. Cuando se detuvo la tormenta, el y la rana se hicieron grandes amigos. Aprendieron que la paz se encuentra en la comprensión y el respeto por los demás y, de esta forma, el lago volvió a ser un lugar de armonía.

CUENTO
EL JARDIN DE LA PAZ.
AUTOR: DANNA SOFIA AYALA ARRIETA
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
En un pequeño pueblo llamado Armonía, había un jardín mágico conocido como el jardín de la Paz. Crecían flores de todos los colores, cada flor tenia un poder especial. Un día, dos niños (Ana y Lucas), se encontraron en el jardín, venían de familia que estaban en constate violencia, el problema provenía desde las anteriores generaciones, motivo que los llevo a escapar de los problemas. Estando en el jardín, ambos observaron una hermosa flor blanca que despedía destellos de luz, se sintieron muy atraídos por ella, así que decidieron acercarse y tocarla, en ese instante sintieron una suave brisa, envolviendo sus corazones, llenándose estos de paz, comprendieron que el conflicto entre familia no tenia sentido, la paz es mucho mas valiosa. pasaron algunas horas y los niños ya cansados, decidieron regresar sus casas con la flor como símbolo de paz, reunieron a las dos familia y en un circulo de amistad hicieron que los padres tocaran la flor, en ese instante sintieron la misma paz de los hijos, convirtiéndose aquella hermosa flor el símbolo de la paz, reconciliación y unidad. El pueblo de Armonía, aprendió a vivir en unión demostrando que la paz es un verdadero tesoro del corazón humano.

CUENTO
RUGIDO DE PAZ
AUTOR:JUAN ESTEBAN SALGADO PATERNINA
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Juan es el león más orgulloso de la selva colombiana, además de ser el rey de toda la comunidad, siempre vela por el bienestar de todos. Una noche, mientras los animales dormían, un grupo de hombres armados, llegaron al lugar, acabando con las plantas y algunos animales. Mientras tanto, a un extremo de un árbol de roble, una lechuza observaba muy preocupada por lo que estaba sucediendo. Apresurada, se dirigió a la cueva del león a contarle lo que había visto. En esa pequeña charla entre los dos animales, además de la preocupación por la vida, la flora y la fauna, surgieron muchas ideas; una de ellas fue viajar a la capital Colombiana a protestar para que su voz fuera escuchada. Una semana completa, dando pasos agigantados, fue lo que el León se gastó rumbo a Bogotá. Estando en el parque central de la capital, notó que su cuerpo tiritaba del frío, eso lo enojo demasiado, a tal punto que una pareja salió corriendo muy asustada por los rugidos del León. La noticia se divulgó tan rápido, que los medios locales corrieron a cubrir la nota, mientras el león, haciendo rugidos, pretendía protestar por lo que había sucedido en la selva. Al instante, un grupo de funcionarios del zoológico había llegado lugar, con dardos tranquilizantes para poder dominarlo y trasladarlo al zoológico. No había transcurrido un día completo, cuando la noticia llegó al Palacio de Nariño, y nuestro presidente de la República, se dirigió al lugar a constatar que todo estuviera bien con el felino. Al llegar al lugar, su mirada se estremeció, vio a un pobre animal tiritando por el frio, con las patas casi quemadas por el pavimento y lo más triste fue su mirada, el león pedía a gritos ayuda. Entendió que su llegada a la capital era para buscar refugio, ser escuchado y lograr un poco de paz.
CUENTO
GOTITAS DE PAZ.
AUTOR: ISABELLA AYALA ARRIETA
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Eran los primeros días de invierno, todos los animales del campo esperaban ansiosos el primero aguacero de marzo, las calles gritaban por un poco de agua, mientras las moscas, invadían el cuerpo de los animales, atacándolos sin piedad hasta suplicar por un poco de espacio. En esta zona climática, hasta el sol sofría golpes de calor, se le veía mirar al horizonte pidiendo a Dios por un poco de lluvia para refrescarse. Sin embargo, las gotas desde la distancia tenían miedo a caer, sabían que en un mundo donde no se respeta, ni se valora a la naturaleza es muy difícil sobre vivir. AL otro extremo de la finca, un enorme elefante contemplaba desde lejos la situación, preocupado decidió actuar, levantó su trompa hacia el cielo y absorbió una nube, luego se abraso al sol y le pidió que cantara una canción de paz y reconciliación, las gotas comenzaron a llorar por la trompa del elefante y como un gran roció en plena mañana llenaron de tranquilla y frescura todo el campo.
CUENTO
SOL LA TEJEDORA SOCIAL.
AUTOR: SARA YULIETH CASTELLANOS GARCIA
Estudiante I.E. SAN JOSE DE PALMIRA
Sol es una pequeña araña, que vive al sur de la Roca, un país inmenso de grandes arácnidos y cuyo líder es la gran Tarántula. Desde hace algunos años, las cosas no marchan muy bien en el país, los habitantes cansados de tanta violencia por parte de los humanos, decidieron hacer un consejo de seguridad con su líder a esperas de lograr encontrar una estrategia para bajar los niveles de violencia hacia los miembros de la comunidad en espera de lograr la paz. Sol, muy animada con la idea de participar, le pidió a su mamá que la llevara al encuentro comunal; sin embargo la madre, pensando en no dejarla sola en casa por temor a los humanos y sus escobas anti telaraña, decidió llevarla con ella. Los regaños iban y venían durante la sección, más de una araña le criticó a la madre de sol la presencia de la menor; sin embargo, las horas pasaban y ninguno se ponía de acuerdo con la estrategia para lograr la paz. La gran Tarántula, con voz de mando, solicitó tejer una enorme red para atrapar a todos los humanos y castigarlos por destruir las telarañas; sin embargo, la pequeña insistía que la mejor manera no era actuar con violencia, sino a través del diálogo. Terminada la reunión, se dio la orden para que todas las arañas tejieran por cinco días sin dormir una enorme red de ocho metros de altura, para que nada, ni nadie, se escapara a sus intentos de dominar la roca. Sin embargo, cada vez que tejían la red, la brisa de verano o un balón de juego derrumbaban su estrategia. Pasó un mes, tres semanas y veinticuatro horas, la situación empeoraba cada vez más en el país, aumentando el índice de violencia hacia los arácnidos. Ya no sabían qué hacer, mientras la pequeña los observa en silencio, esperando una oportunidad para ser escuchada. El líder convocó a otra reunión comunal y al enterarse Sol, le solicitó a su mamá acompañarla al encuentro y pedir la palabra para que ella pudiera dialogar sobre su estrategia. En la reunión, la pequeña se acercó al micrófono, con algo de temor. Expuso que la idea de tejer no era mala, sólo que no se le había dado un buen fin. - ¡Nada justifica la violencia!, tejer desde la sociedad invita a escucharnos, a hablar y dialogar. En ese momento, la pequeña con la ayuda de su madre tejió una red de comunicación que le permitió hablar con un pequeño humano, manifestándole a él, el inmenso dolor que les causa a ellas cuando son maltratadas o sus redes son destruidas a causa de la violencia, a adicional a esto la pequeña con una suave caricia al brazo del niño le susurro lo importante que son para ayudarlos a que estén libres de tantos insectos en las casas, jardines y demás lugares. El pequeño humano en un gesto cordial y de paz, muy delicadamente le regaló su pequeño juguete para que Sol tuviera un nuevo espacio para jugar , prometiéndole a ella y a los demás miembros de la comunidad arácnida, no volver a maltratarlos más. Desde ese día los pequeños también son escuchados y cada acción se piensa desde la construcción colectiva, porque todos merecemos vivir en paz.